8/5/11

Sesión conjunta II. La llegada.

Esperando en la calle a que me recogiera la otra sumisa de mi Amo notaba cómo la gente me miraba. Tal vez me había pasado “poniéndome guapa”. Mi Amo le había dado mucha importancia, lo había repetido una y otra vez, lo que me hizo pensar en las razones de tanta insistencia. Le pregunté directamente qué tenía de especial hoy después de darle demasiadas vueltas y excitarme a cada nueva y disparatada idea que se me venía a la mente, pero no me quiso contestar. “Porque lo digo yo”. Así que añadiendo la incertidumbre de dónde acabaríamos la noche me arreglé para ir acorde a cualquier situación nocturna, lo cual a las ocho de la tarde y con un sol radiante llamaba la atención de los transeúntes.

En el coche de camino a la casa del Amo vi que mi compañera también iba arreglada y supuse que tendría mis mismas preocupaciones. Después de unos besos, que acrecentaron mi excitación, empezamos a hablar. Nos intentábamos sacar información la una a la otra de lo que podría pasar esa noche. Pero no había mucho que decir, nos contamos las mentirijillas que el Amo nos había dicho y seguimos imaginando qué nos depararía la noche.

Nos perdimos, la otra sumisa se preocupó por si el Amo se enfadaba, yo me mareé y tras muchas vueltas conseguimos llegar. Acordamos no comentar nada sobre el asunto.


La puerta estaba abierta. Entramos despacio a un salón a media luz, un colchón en el suelo y de espaldas al fondo estaba mi Amo, vestido de negro y excitantemente serio y tranquilo. Estaba claro que él sí sabía todo lo que iba a pasar.

La cabeza me daba vueltas, estaba muy caliente y ese ambiente no me ayudaba a tranquilizarme. A cada caricia suya me estremecía y deseaba que empezara todo, que me agarrara fuerte, que me diera una bofetada, azotes, ¡cualquier cosa! Por suerte él lo notó y me dio uno de los orgasmos más intensos que he tenido nunca, además de concederme un deseo… facesitting de la otra sumisa. El facesitting solo me lo había hecho mi anterior Amo y era algo que me encantaba, por supuesto también me gustó mucho con la sumisa, pero mientras lo hacía pensé que preferiría que me lo hiciera mi Amo.

Solo hasta ahí recuerdo con claridad. El resto de la noche fue algo tan nuevo, tan deseado por mi parte, que creo que aun no lo he asimilado. Solo tengo fogonazos. Escenas que vienen y se van. 

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