18/7/11

"Quiero ser tu perro"

Ayer fue mi día, está claro. Nada más entrar a ese bar vi a una pareja, que a mis ojos eran Ama y sumisa, según ellas eran queer y la dominante no era Dómina, sino activa. Hablando con ellas y sus amigos salió el tema bdsm. Mientras la activa se divertía sacándome información sobre mis experiencias, yo veía cómo un chico del círculo se fijaba mucho en mí. Ese sería mi perro.

Cuando la conversación se ponía caliente el chico se levantó y se fue. Era un lugar de gente muy abierta, supuse que simplemente ese tema no le gustaba y fue a hablar con otra gente. Pero volvió.

Cuando vio que hablábamos de azotes y bofetadas el hombre soltó un quejido y pidió que dejáramos el tema aclarando que todo eso le gustaba demasiado y no tenía a nadie que se lo pudiera proporcionar. Me pareció muy dulce que dijera eso, suponía que lo había probado y lo echaba de menos.

Nos quedamos a solas y me dijo que me quería y que se pondría a mis pies si yo lo deseaba. Me pareció una reacción bastante exagerada para un hombre de 30 años, y así se lo hice saber. Pero al rato de hablar insistió.

-Quiero ser tu perro.

Bien, ¿por qué no? Parecía manejable, me gustaba físicamente y siendo que no busco nada sería divertido pasar un buen rato y además tener nuevas experiencias. Pero quedaba la duda. ¿Y si esto le parece mal a mi Amo? Le dije que lo pensaría, es decir, que lo tenía que consultar con mi Amo (¡pero eso no se lo voy a decir a un posible sumiso!)

Me dio pena pensar que tal vez no lo volvería a ver y algo que sí me deja hacer mi Amo es un pequeño revolcón con gente que me interese... Así que me arriesgué, me lo llevé al baño. Así él podría ver lo que yo tengo para ofrecer y yo vería si realmente era sumiso y cómo se comportaba sin gente delante.

No me defraudó. El hombre era tímido, era respetuoso y le veía algo de sumiso, aunque lo que pasó en el baño no fue nada bdsm.

Le dije que para ser mi perro tendría que ser obediente y que si deseaba tocarme o besarme tendría que pedirme permiso. Esa noche no lo hizo bien, me acariciaba sin pedir permiso y aunque le dijera que estaba siendo desobediente no se controló. No me pareció bien insistir en someterle y que me obedeciera porque aun no sabía si a mi Amo le parecería bien.

Ya era tarde y él tuvo que irse. Quedamos en que esta semana nos volveríamos a ver, pero al poco tiempo de haberse ido me llegó un mensaje suyo.

-Sé que esta noche me he portado mal, ¿no debería recibir hoy un castigo?

Sí, tenía razón.

-Hoy tu castigo será pensar en lo que ha pasado y esperar mis próximas órdenes.

Y eso hizo.

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