16/7/11

Un regalo de mi Amo.

Después de una semana larga y tediosa por fin volví a ver a mi Amo. Estaba nerviosa por el reencuentro, me sentía muy sumisa y quería que mi Amo quedara complacido esa tarde. Nada me hizo ver lo que se me venía encima.

La sesión transcurría sin problemas hasta que sonó su teléfono. No conseguía oír la conversación completa, al otro lado del teléfono solo sonaba un susurro. Mi Amo le dio instrucciones a ese susurro de cómo llegar hasta mi casa. Cuando colgó me aclaró lo que ya imaginaba, alguien iba a venir.

Pensé que sería una sumisa y me dio rabia que mi búsqueda se estuviera retrasando tanto siendo que a él no le cuesta mucho encontrar a quién participe en nuestras sesiones, pero no era una sumisa. Mi Amo me iba a regalar una sesión con un sumiso actuando yo como parte Dominante.

Inmediatamente me entró miedo, me puse muy nerviosa y conforme la idea fue calando en mi mente empecé a sentirme excitada y contenta. No quería hacerlo mal delante de mi Amo, pero es cierto que era un regalo y podía hacer lo que quisiera con aquel sumiso. Al verme insegura mi Amo insinuó que se haría cargo él de la situación y que yo quedaría como sumisa.

-¡No! Es mío.

Desde ese momento solo quedó excitación en mi cuerpo. Estaba dispuesta a someter a cualquiera que entrara en mi casa.

Desde la ventana vi cómo se acercaba un chico muy joven, tenía que ser él. Me sentí mucho más segura cuando vi que solo era un niño de unos 18 años. Perfecto para mi primera experiencia con un sumiso.

Ya en casa los tres mi Amo me dejó vía libre, se quedó a un lado supervisando. Eso me alivió mucho, lo que más me preocupaba de esta situación era tener que sentirme sumisa de uno y Ama de otro, sería una confusión demasiado grande y acabaría decantándome por un solo rol.

Y ahí estaba mi sumiso, temblando de arriba a abajo, mirando de reojo a todos lados y deseando que todo empezara. Obedeció sin problemas cuando le dije que se desnudara, me gustó lo que vi y quise llevarlo a mi cama, pero no lo hice sin más, le pedí permiso a mi Amo. Supongo que eso ya lo tengo asimilado como parte de mí, no hacer determinadas cosas sin la aprobación y permiso de mi Amo.

No me interesa tanto contar lo que sucedió sino las sensaciones que me quedaron de este encuentro. Recordé cómo me comporté y cómo me sentí en mi primera sesión y no pude dejar de compararlo a cómo se comportó este chico. No me pareció sumiso, en esto está en total desacuerdo mi Amo, ¿es que soy yo más exigente que él? Me contesto yo misma, claro que no, pero tal vez algunos matices en el comportamiento de la parte sumisa los vemos de distinta manera.

El sumiso dejó claro que quería ser atado, nadie le preguntó, se le estaba haciendo otras cosas y soltó con una voz pedigüeña e infantil "¡Átame!" Aun lo oigo en las noches, esa vocecita de niño bueno, con un tono feliz y despreocupado. Lo que me reí cuando lo dijo, pero ahora su recuerdo hace que me enfade. ¿Sólo veo yo algo de egoísmo y desagradecimiento en esa situación?

No creo que se sintiera sometido en ningún momento. Se le veía en los ojos abiertos de par en par que le tenía miedo a mi Amo y ganas de follarme a mí. No penséis que soy una creída, que el niño lo dijo con su voz aflautada y medio susurrando, pidiéndole permiso a mi Amo en vez de suplicármelo a mí... "Yo quiero follar con ella..." Y más risas por mi parte.

Sí, fue divertido, era un niño muy mono y abierto, pero no me pareció sumiso, lo vi como un chico más de los que han podido pasar por mi cama, buscando morbo y temeroso al ver que la situación a veces le superaba.

Le agradezco muchísimo la experiencia a mi Amo, así como los consejos que durante ella me dio. Me apetece repetir, pero esta vez con más tiempo, con más calma y tal vez siendo un poquito más estricta con esos comentarios de nene caprichoso.

Y aclaro:        No soy Ama. Soy y siempre seré la sumisa de mi Amo.

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